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Alternative- Capitulo Uno (part. 2)

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Zanika99's avatar
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Los días pasaron en un abrir y cerrar de ojos, estábamos a metros (por así decir) de la Capital, tan cerca que ya se sentía el aire esnob… aunque sí se sentía una aire diferente, quizá un poco más contaminado y húmedo. Todos, pues claro, ya se habían enterado de nuestro destino y estaban completamente emocionados, como si la mismísima reina fuera a subir a nuestro tren. Y quizá fuera eso, porque la verdad no entendía tanta emoción o secretismo, como tampoco entendía aquella noticia que el señor Dragots (alias Luka) me había dado, además de prometerme una explicación jamás dada.
Seguramente me estaba perdiendo de algo. Algo grande.
El día, o más bien la noche de llegada, todos aún seguían limpiando el lugar; era obvio que les parecía que Capital era un lugar mágico e importante, y de seguro subiría gente o muy adinerada o famosa, pero había emoción de más, o una emoción que yo, quizá por insensible, no sentía. Y yo no me habría culpado en lo más mínimo: a mí lo único que me preocupaba era sobrevivir, que no me atrapen.
Esa noche llovía y los nubarrones negros impedían ver la belleza del espacio, el sonido de las gotas caer sobre el tren era un tanto relajante y el vehículo mantenía un linda temperatura. Estaba trabajando en el bar a esa hora, aunque me parecía extraño que vayan en tal horario a tomar té o café…
Estaba llevando una orden a la mesa diez cuando el tren se detuvo algo bruscamente, haciendo que me tambalee un poco. Pude notar la cara de sorpresa o emoción en  cada rostro, aunque había otros que mantuvieron la compostura y una expresión indiferente, como si llegar a ese lugar fuera algo de todos los días. La capital no era un lugar intocable, pero tampoco era muy seguro o favorable si no eras de un alto nivel económico.
Luego de dejar la orden me acerqué a unas de las ventanas a ver cómo todos bajaban o subían del tren en  grandes masas claustrofóbicas de gente vestida elegantemente y, la mayoría, con sus propios sirvientes. Al otro lado del muelle, allí donde el océano toma profundidad, se podía ver los barcos llegar. Los barcos eran diferentes a los trenes… a todo tipo de tren. Uno jamás vería un… hotel flotante (así como nuestro tren) con pinta de súper mansión, pero sí vería barcos de varios pisos, pero diferentes estéticamente a un edificio.
—Señorita Yamper —oí la voz de Luka, llamándome con una mirada algo preocupada. Intercambié miradas con Lux, quien sólo se limitó a encogerse de hombros.
—¿Qué necesita, señor? —le pregunté con todo respeto.
Él me miró significativamente, como diciéndome “tú ya sabes qué…”.
Lo sabía… sólo estaba molesta por no cumplir su promesa.
Fui hasta él y me condujo por los pasillos más pequeños, incómodos, y olvidados, como queriendo alejarse de la gente. Yo no debía llamar la atención, yo no debía ser descubierta, yo no debía ser estúpida y caer en trampas, así que el hecho que me ofrezcan un trato especial, el hecho que me llevaran a un lugar solitario y el hecho de que yo lo esté aceptando tranquilamente sin sospecha alguna me dijo que algo estaba haciendo mal.
Me detuve.
—No es que desconfíe de usted, señor Dragots —le dije entonces, obviamente con desconfianza—, ¿pero desea responderme lo que le pregunto? ¿Por qué todo esto?... —Su mirada irradiaba temor y pena— ¿A dónde me lleva?
—Le quieren ofrecer un trabajo nuevo, mejor, con una genial paga… gente de Capital —explicó algo nervioso—. Pero antes la quieren entrevistar… ¡la estoy llevando a donde es la entrevista!
¿Cuáles eran mis opciones? ¿Seguirlo ciegamente? ¿O intentar escapar y arriesgarme al uso de su fuerza?, él era un hombre de gran tamaño que quizá con la simple yema de su dedo podría aplastarme. O a lo mejor era paranoia mía, y Luka estaba nervioso por sus propios motivos y quería ahorrarnos pasar entre la multitud pasajera.
El pasillo era mínimo: sólo una persona cabía. Él debía guiarme, por lo que yo no iría primero, pero tampoco podía ir a su lado, y, estando atrás, aprovechando un momento de distracción, yo podría esconderme. Pero era arriesgado y no sabía siquiera si las misteriosas puertas que nos rodeaban estaban abiertas.
—Por favor. No querrá dar una mala impresión a sus nuevos jefes.
Con la mitad de mi cabeza diciéndome que era mala idea y que debía hacer todo menos seguirme, y con la otra ordenándole a mi cuerpo que siga a aquel hombre, di un paso al frente. Tragué en seco, comenzando a seguirlo.
Llegamos al final del pasillo, frente a una puertita igual a las otras cientos de madera, la  cual fue abierta nerviosamente por mi guía, para luego continuar guiándome por un pasillo más grande y elegante, dando la sensación que era una zona VIP del tren. El suelo estaba alfombrado de un color punzón, las paredes tenían tapizados con diferentes temas y las puertas parecían tener número dorados, como de oro.
Luka siguió guiándome por el lugar, bajando por una oscura escalera también alfombrada y con baranda tallada. Doblaba en una esquina, y luego en otra, y luego en otra, como una escalera caracol. Al llegar al final nos encontrábamos en un lugar completamente oscuro, donde él no se molestó en encender la luz: sólo siguió y abrió otra puerta, una que dio directamente al exterior, haciendo que algunas gotas de lluvia empapen nuestros rostros levemente.
—¿A dónde me lleva? —volví a preguntar, mas él se negó a responder.
Frustrada y curiosa decidí seguir y salir al exterior, a una especie de cornisa del tren, donde, si bajabas la vista, podía ver la poco profunda agua de la bahía. Pegados a los mojados muros del hotel continuamos hasta llegar al final, donde el hombre sólo comenzó a bajar por una escalera de manos pegadas a la parte inferior del tren.
Nuevamente dudé, pero decidí que era tarde para retractarme y bajé. Grande fue sorpresa al caer sobre el lodo, pero no me importó demasiado.
—Lamento tener que llevarla así, pero me pidieron que sea secreto.
No contesté. Me limité a penetrarlo con la mirada, como queriendo leer su mente.
Luka sacó un artefacto de su abrigo y lo abrió, dejando a la vista una gigante y… portátil paraguas en el cual nos resguardamos inútilmente de la lluvia, como si no estuviéramos mojados ya de por sí.
Al ver que Luka dejaba de moverse, pensé en las posibilidades de un escape, pero mi curiosidad iba primero, lamentablemente, y decidí escupirle mis dudas:
—¿Por qué ha dejado de guiarme?
—Ahora debemos esperar a que vengan por nosotros.
—¿Y hacía falta bajar al barro? ¿Siquiera era necesario esperar afuera?
No respondió.
Luego de esperar unos varios y largos minutos entre el lodo, bajo la lluvia, bañados de frío, ocultos en la oscuridad, y en completo y siniestro silencio apareció, del cielo, una especie de helicóptero-avión del cual se desplegó una escalera mecánica. Luka me hizo seña para que suba, acompañando la frase “las damas primero”. «Oh, mierda, oficialmente me tienen atrapada… y no tengo salida» pensé observando la escalera con miedo, pero igualmente subí, tratando de no resbalar con el barro y el agua. Iba por la mitad cuando noté que sólo mis pasos se oían, entonces me volteé para ver a mi escolta aún en el lodo con el paraguas, viendo a todos lados, nervioso.
—Señor Dragots, ¿no viene? —pregunté con mis ojos entrecerrados, intentando identificar sus gestos, intentando deducir lo que verdaderamente sucedía por su lenguaje corporal. El muchacho me miró y dudó:
—Sí, claro, en un segundo, señorita.
Eso fue suficiente para mí.
Salté.
Salté de la escalera, caí sobre el agua y el lodo, dejando atónito a Dragots y a quienes me esperaban en el vehículo. No fue una caída linda, para nada, pero una especie de guardias armados me imitaron (sólo que con más elegancia) y sacaron sus armas para atraparme. Sin dudarlo saqué de mi bota un cuchillo, el mísero cuchillo que siempre había tenido a mano, siempre listo para cualquier cosa. Era obvio que no podía ganar, pero causarles daño sería suficiente para mí… pero no lograría siquiera suspirarle en su rostro si no había pelea cuerpo a cuerpo.
Pero era obvio que no la tendría, ya que todas eran armas como pistolas, las cuales levantaron y no dudaron en apuntarme. Podría haberme ahorrado esa escena, podría haber subido y ya porque sabía que no tenía oportunidad… ¡sin embargo fui tan estúpida y no le hice caso a mi sentido común!
En menos de cinco minutos estaba atada, siendo arrastrada hacia el vehículo por unos siete hombres de trajes armados hasta donde se los podía ver. Adentro, la nave se veía como una oficina, normal, típica, decorada, con fotos familiares, cuadros, flores…
Me sentaron en una silla, frente a un escritorio y un hombre que me miraba con frialdad.
—Así… ¿creíste que podrías escapar, Yamper?
¡Ay, mierda!, así que conocía mi nombre, sabía quién era. ¡No era ningún error! ¡Estaba atrapada! Iba a morir ferozmente, o quizá sería torturada.
—¿Quién es usted y qué quiere de mí? —fue lo único que logré formular.
—Vamos, Caxandra, tú sabes lo que quiero de ti, ¿es necesario repetirlo?
¡¿Caxandra?!
¡Caxandra!
Caxandra… El nombre me sonaba vagamente familiar, como un eco entre las montañas, muy leve mas allí estaba. Pero de algo estaba segura: Caxandra no era mi nombre. Mi nombre era Aleccia. Aleccia Yamper, no Caxandra Yamper; entonces, ¿sí era un error? ¿Ellos se habían equivocado de nombre o de persona?
El día que desperté, hace unos meses, allí, tirada en el césped, en medio del bosque, sólo estaba yo y una bolsa de provisiones, la cual había tenido una nota:
“Tranquila. Tu nombre es Aleccia Yamper, y recuerda conservarlo. No tienes por qué asustarte, pero debes ser cuidadosa ya que te quieren matar o algo peor. Sólo busca un nuevo hogar, seguro, confiable”.
Era una nota cortante e incoherente, pero yo le había hecho caso, tomándola como mi mejor amiga, considerando que alguien que había sido tan gentil para hacer eso era mi mejor amigo.
—¡Yo no soy Caxandra Yamper! ¡Usted está cometiendo un grave error! —chillé sacudiéndome.
El hombre rio.
—¿Cómo crees, Caxandra? ¿Me ves cara de idiota?
—¡Usted comete un error! —le repetí cada palabra lenta y pausadamente— ¡Mi nombre es Aleccia! ¡Aleccia Yamper!
—Vaya, no recordaba que seas tan buena actriz, niña, deberían premiarte.
—¡Le juro por los dioses señor que yo no sé quién es usted! ¡Pero sí sé que no soy Caxandra! ¡Ni siquiera conozco una!
—¿¡Cómo te atreves a tratarme de estúpido!? —se puso de pie.
—¡Se lo juro!
—Es obvio que has logrado esconderte bien, cambiando tu imagen y tu nombre, pero como dicen: puedes correr, pero no esconderte.
—¡Usted acaba de afirmar que me habría escondido bien! —Está bien, quizás eso sí era verle la cara de idiota.
El hombre golpeó mi rostro.
—¡Hay una sola forma de comprobar quién dice la verdad! —gruñó.
—¡Se lo repito señor! —lo interrumpí— Además es estúpido que me cambie el nombre y no el apellido, ¡piense un poco!
Me analizó unos segundos, y allí continuó:
—Vean su espalda. Debería tener su cicatriz.
Desconcertada e inmóvil vi cómo esas personas rompían la parte trasera de mi vestido marrón, dejando descubierta mi espalda… Y mi cicatriz…
Pero su reacción no fue la que esperaba. Pareció ser que todos habían estado conteniendo el aire y ahora lo soltaban.
—Tiene una cicatriz, señor, similar a la de Caxandra, pero esta está en otro lugar.
—¿Lo ve? ¿Lo ve? —le dije.
—¡Calla! —ladró mientras examinaba mi espalda— Es cierto —susurró—, tú no eres Caxandra, pero eres casi idéntica. ¿Por casualidad tienes una hermana?
—Perdí la memoria, señor —confesé—. Es tan posible que sí como que no la haya tenido, pero yo no lo sé. Esa tal Caxandra lo sabrá.
Mis palabras sonaban robóticas, automáticas e imparables, como si el miedo pudiera conmigo.
—¿Quién es esa a la que llaman Caxandra Yamper? —inquirí sin ver sus ojos marrones.
—Eso no te importa —saltó uno.
—¿Sabes cómo perdiste la memoria?
—No. Sólo desperté en un bosque, sola, con una nota.
—¿Nota?
—Sí. Decía que mi nombre era Aleccia Yamper y que me querían muerta, que por lo tanto tenga cuidado.
—¿No te decía por qué?
—No, señor.
—¿Puede ser que tu hermana Caxandra te haya dejado eso para protegerte?
—Eso sólo podría saberlo la tal Caxandra, señor.
—Ya veo… —meditó unos minutos antes de decir: — De igual forma nos sirve, no la suelten. Si Caxandra la protegía debe ser alguien querida para ella…
Y... al final lo seguí...:lol: 
Ojalá lo disfruten Another Onion Icon 
Parte Uno
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Comments10
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me encanto el cap piloto esta chida la historia... XD pero voy algo atrasado cuantos caps son? 7 u 8?